Por ANDREA ÁVILA | Corresponsal Caribe
Para hablar de ciberespacio es necesario hablar de internet, debido a que estas son las nuevas formas de comunicación en las que nace un nuevo espectro de interacción, comunicación e interconectividad.
El ciberespacio es, fundamentalmente, un lugar de comunicación que se ha configurado como un espacio comunicativo e interactivo paralelo al mundo físico, que ha modificado las relaciones económicas, políticas, sociales y, muy especialmente, las personales. Por este motivo cabe pensar que los vínculos de los niños y adolescentes también están cambiando y en paralelo, las posibles malas relaciones y conductas infractoras también se estarían reorganizando en este nuevo universo de interacciones.
Internet y las aplicaciones en forma de redes sociales que nos ha proporcionado la informática, constituyen verdaderos hitos de progreso tecnológico y social y como tales son irrenunciables. Ahora bien, lo anterior no impide reconocer que esas mismas herramientas poseen un potencial uso criminógeno nada desdeñable y al alcance de cualquiera. En ese orden, se convertirían en ciberdelitos, los delitos que se cometen a través de la internet, cuando estos atenten contra la integridad de una persona, por tal motivo no pueden verse desde la impunidad o desde un espacio cibernético que no pertenece a la realidad, porque sí pertenece y deben ser tipificados conforme la ley lo ajuste a la normatividad y en caso de no existir, pues irse adaptando a la realidad.
Según Gonzalez (2.015), uno de los riesgos de las TICS, con respecto a lo anterior expresó: “Su vulnerabilidad para convertirse en un instrumento también muy eficaz de agresión a otros derechos fundamentales”.
Cada lector de manera particular, según su formación, procedencia y desarrollo, le da sentido a los contenidos, porque los interpreta; cuando éste es entendido sobre el conocimiento de los usos de significados y significantes en que el escritor planteó su desarrollo temático, dado que, la lectura es algo que se construye entre el escritor y quien es destinatario de los contenidos, sin embargo, Internet tiene hipervínculos, los documentos digitales son víctimas del scrolling y aún los más ortodoxos lectores están cayendo en la tentación de no profundizar en los desarrollos relativamente largos; en ese sentido vale la pena entender qué efecto tiene éste ejercicio displicente en el desarrollo mental.
La ciberseguridad se puede configurar como un “bien común” que requiere un marco jurídico de actuación, una serie de acuerdos y compromisos entre los interesados.
Por tanto, configurar a la ciberseguridad como un “bien común” es una apuesta y ejercicio de confianza digital entre todo el espectro o ecosistema digital, para aumentar su vigilancia y capacidad de respuesta frente a las nuevas agresiones o vulnerabilidades.
En resumen, ciberataques, fugas de datos y la creciente aparición de casos en los que se han reportado fallos en el control de la privacidad de clientes y usuarios, deben motivarnos, más que nunca, para poner los adecuados recursos en asegurar nuestros activos en esta irreversible transformación digital.
Por lo tanto, los objetivos de la seguridad de la información, la ciberseguridad, deberán estar enfocados en salvaguardar la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los sistemas informáticos, los datos y su gestión. En este sentido, un denominador común presente en casi todas las reflexiones de este documento, es la disposición del foco en esa necesaria protección de datos y privacidad.
Una referencia es el reporte de ESET “Tendencias 2019”, que reflexiona sobre la importancia y responsabilidad que recae en los gigantes tecnológicos como Facebook y Google a la hora de proteger los grandes volúmenes de datos que han recopilado a lo largo de tantos años, donde muchos de nosotros nos apoyamos en los servicios que ofrecen para desarrollar nuestra vida online diaria.
En este amplio y complejo contexto, mirar sobre el horizonte incierto de las vulnerabilidades e inestabilidades de la inseguridad de la información y los riesgos emergentes y amenazas, es un reto que implica desaprender aquellas inercias que fueron ineficientes en el pasado reciente y tratar de construir el futuro desde las investigaciones y lecciones del presente.
Estas son algunas de las amenazas en materia de ciberseguridad que según experos se harán presentes con más fuerza en el año 2019:
- Aumento de brechas de información y mayor protección de los datos.
- Robos de datos y ataques a bases de datos.
- Vulneración a la privacidad.
- Cryptojacking o minado de criptomonedas en todas las plataformas.
- Inteligencia artificial como punto de ataque.
- Machine Learning para ataques automatizados y obtención de información.
- Los retos de Blockchain, también en seguridad.
- Colaboración clandestina entre cibercriminales.
- Videojuegos también atraen a ciberdelincuentes –9- Fraude del CEO.
- Amenazas fileless.
- Los “básicos”: phishing, fraudes, fake news.
- Ransomware, siempre activo.
En definitiva, internet es una herramienta en la que el conocimiento tiene la posibilidad de ser compartido, como nunca antes se había visto; sin embargo, aún no hay conciencia sobre un uso adecuado de tanta información; son más los vicios que genera esta nueva plataforma tecnológica, que los beneficios que trae para las personas interesadas en aprender, por tal motivo es necesario tomar las precauciones necesarias para evitar ser victima de cualquier amenaza en la red.